sábado, 17 de febrero de 2007

CARACAZO 14 años depues.

26 Enero 2003. 22:38 Maracay.


14 años después del 27 de Febrero vivimos en Venezuela los resultados de una manifestación contra la injusticia globalizada. Los cerros que bajaron aquel Lunes han llegado a PDVSA. La oligarquía tiembla de terror por que la chusma ha invadido campo privado. Los mártires de la gesta patriótica se suman en una serie infinita desde entonces. Los cerros hablan. Los pobres del mundo se organizan. Ya no tienen necesidades ahora quieren derechos. El lumpen tras centurias de engaño y violaciones ha levantado su voz telúrica que arrebata un continente. Los déspotas auguran un fracaso. El rico acostumbrado a ofender, escucha estupefacto las arengas del indómito pueblo que se atreve a identificarle como ladrón, narcotraficante, corrupto y delincuente. Pero no con insultos, sino con pruebas en los tribunales. El adolescente que ahora tiene 14 años puede estar seguro que tiene un instrumento legal para defender sus derechos de niño. El dolor que sembraron en las tenebrosas escaleras de la muerte en aquel día histórico los uniformados a la orden del gran asesino, se ha transformado hoy en una alternativa continental donde los millones de marginados y excluidos buscan y encuentran una esperanza a sus ilusiones de justicia social. El Caracazo inició un tiempo nuevo. Inauguró una carrera por la organización popular hasta convertirse en Estado. Aquel día marcado por las estrellas significó el fin de una era nacional e internacional. El pueblo alzado, encolerizado, arrebatado por la furia y la cólera desató las amarras y lentamente fue calando hondo hasta profundizar en las fuerzas armadas y obtener de sus líderes justos voceros de sus reclamos. Hoy gobierna ante un mundo de conspiración mundial que desea quitarle este impulso. Sino acabarlo al menos integrarlo y convertirlo en producto a la venta, en souvenir revolucionario, como un icono del che Guevara. Los que tras 14 años de lucha hemos llegado al convencimiento de que estamos en una hora definitiva decimos en voz alta que es la hora de los más necesitados. Aquel ser humano que vive en nosotros y no tuvo la oportunidad de progresar. Ese hermano, hermana que necesita y que ahora saber que tiene el derecho. Este cambio jurídico en el establecimiento de la verdad y la justicia popular a través de una lucha, una conquista, una guerra sin cuartel va a dar con una nueva nación. Que ahora estemos en el momento de la crisis profunda, que sin combustible ni consumo y psicotizados por los medios, ya no demos más, no es extraño. Todo tiene un límite. Los enemigos tienen mucho poder, y la escena es tipo David-Goliat. Los pobres no saben hablar, pero han salido a la calle y no han vuelto de ella. La burguesía cree que con el turismo interno que desarrolla con paros y marchas conquistará el terreno de los desvalidos. Nadie en su sano juicio confunde la pobreza material de los mas necesitados con la miseria del espíritu de los que teniendo no comparten nada. Roban el pan de la boca del niño hambriento. Beben la sangre del inocente que nunca pudo llegar a cumplir 14 años. Los pueblos del mundo entiendan una vez que sólo unidos triunfarán. Las generaciones de hombres y mujeres atados a un sentimiento de humanidad lograrán su meta absoluta de justicia social. 14 años después de aquel Lunes de guerra estamos ahora batallando contra la siniestra cara de hombres y mujeres cerrados a la idea de la solidaridad y el compromiso con los más pobres de la tierra. Ellos hablan de solidaridad, portan banderas y simulan un patriotismo que jamás antes exhibieron. Creen que mediáticamente podrán alcanzar una conciencia social, un despertar de la conciencia colectiva. No saben los burgueses que son llevados a la guillotina. Mientras el pueblo acostumbrado a sufrir las inclemencias de las centurias, han logrado escribir un pequeño libro que llevan en el fondo de su corazón. Allí están los mandamientos. Desde entonces el pueblo tiene fe, lleva en su corazón la religión de amor que es la de su propia naturaleza humana. Lucha por un sagrado destino. 14 años después podemos decir que no hemos vivido en vano. Ahora debemos con todas las fuerzas de nuestras almas defender estas conquistas por el bien de la humanidad.

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