sábado, 17 de febrero de 2007

CONSPIRACIÓN.

Todos los canales informan el caos. El canal del estado intenta, consciente de las necesidades del venezolano, compensar la desinformación terrorista. Los medios están desarrollando la guerra contra la revolución bolivariana por que los medios representan a las transnacionales, verdaderas dueñas de la oposición política, económica y social que se desarrolla en el país. Los medios son así las fuerzas armadas de la oposición transnacionalizada. Ellos reclaman un país igual al que imaginó la idiosincrasia política del año 1961. Cuarenta y un año después la nación ha diseñado una Carta Magna acorde a los tiempos modernos y a favor indiscutible de que la justicia sea el motor esencial y filosófico del texto constitucional. Desde estas perspectivas, el deseo de los constituyentes del 1999 plasmó el deseo de la mayoría de los venezolanos de constituir un nuevo país, una nueva nación, representativa y democrática: esto significa participativa y pacífica. El terror lo ponen los que siguen las pautas de las compañías internacionales cuyo capital busca víctimas. Vivimos una época donde una firma controla Estados, y cuando no los necesita prefiere hundirlos, como a un barco en alta mar. Un grupo de estas firmas puede controlar a un bloque de naciones que han ido moldeándose a imagen de las necesidades de las transnacionales. El resultado ha sido el caos. Se ha perdido la identidad, los valores, la tradición y el respeto por uno mismo. El internacionalismo busca uniformar los gustos y globalizar la miseria que rinda lucrativos ingresos a las mencionadas firmas madres dueñas del planeta. Pienso que nuestro aporte revolucionario es el dar a Venezuela la oportunidad de cumplir su voluntad. Y si este aporte significa tener que morir por ello, entonces sacrifiquemos nuestras pobres vidas por la vida grandiosa de nuestra patria. El pueblo bolivariano se alzó y tomó la tribuna popular hemisférica. No hay un país en todas las Américas que haya levantado el puño saludando la libertad y la justicia como nosotros. En el inicio del tercer milenio nos hemos convertido en los precursores de la nueva democracia mundial. El ideal de Bolívar se ve encarnado en la gesta patriótica que dirige los cambios actuales. El ideal de la oposición es el mismo que el de los realistas del siglo XIX con algunos cambios escenográficos. Cuando la oposición ataca a Chávez no sabe que él es un hijo de la revolución. No la revolución per se. Cuando los medios se obsesionan con un personaje, agredirle se vuelve una necesidad mediática. Desfigurarle es un deber, para el ejército on line es vital el trasvestismo: otorgar al personaje la vulnerabilidad del plástico, el espíritu del latex. Volverlo consumo. Debemos hacer más fuerte la relación entre partido y Estado, para volver más sólida la relación parroquia y gobernación. Este matrimonio es básico para estimular y fortalecer un gobierno que busca ser humanitario. Consolidada la organización interna, la proyección exterior se hace más eficiente. Estamos construyendo un nuevo Estado, esto significa un nuevo ser. Y por justicia de los tiempos, es a imagen y semejanza del pueblo venezolano que nace el Estado actual y no a imagen de unas elites que durante más de 190 años ha vivido del pueblo cual vampiro insaciable. No es para nosotros extraño entonces ver cómo estas elites plutocráticas anhelan eternizarse succionando la sangre noble de venezolanos. De nosotros depende que lleguemos a celebrar los 200 años de independencia entre oligarquías, o empecemos a celebrar nuestra independencia como pueblo, nación, Estado. Así pues, los medios se convierten en voceros del caos y el terror. Sin impunidad y sin castigo, los poderosos se vuelven más poderosos en difundir y expandir el peligro. Cuando deberían saldar cuentas con el pueblo que les permite subsistir dentro de un territorio, ellos, siguiendo intrucciones del dios Mercado, se vuelven terroristas mediáticos. Por eso tenemos que ser prudentes y pacientes ante los influjos tenebrosos de este ejército mediático (libros, revistas, radios, prensa, internet, telefonía) que va subliminalmente alterando la psiquis colectiva. La agresión mediática, y la violación a los derechos humanos es una atrocidad contra la dignidad de los venezolanos mayoritariamente. Tenemos a la oposición poniendo a trabajar hasta a los que leen el tarot vaticinando el desastre si Chávez no se va. Y tenemos que calárnosla. Llegará el día hermanos, eso se los puedo asegurar, en que habremos ganado esa batalla contra la oscuridad, el terror, la muerte. Nuestro canto revolucionario anuncia la aurora de tiempos más favorables a la liberación nacional de los pueblos oprimidos y humillados del mundo.

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