sábado, 17 de febrero de 2007

DECIMA BATALLA

4 de Diciembre 2006.

Por décima vez en ocho años Venezuela demostró que su unidad puede contra todo obstáculo, por más grande e inimaginable que este sea. Participó en una jornada electoral histórica y para la historia patria. Durante 10 meses de guerra mediática, la comunidad organizada no dejó que le lavaran el cerebro y afirmó su voluntad de lucha consciente de su rol protagónico y socialista, ético y revolucionario.

En esta década (diez batallas) de lucha electoral hemos demostrado estar capaces y maduros para diferenciar entre lo que es una mentira demagógica y lo que es un proyecto nacional de cambio profundo, pero necesariamente lento porque es pacífico. La madurez política representa la señal más grande de la reciente victoria popular, porque no nos engañamos, aún quedan miles de venezolanos sin vivienda, sin empleo, sin educación, sin recursos, sin ayuda para sus necesidades primarias.

El camino hacia la consolidación revolucionaria acaba de comenzar, porque hemos demostrado masivamente el apoyo a un programa gubernamental que tiene al ser humano en su núcleo fundamental de pensamiento ético y filosófico. La sintonía comunidad organizada, fuerza armada y conductor se ha logrado con rotundo éxito dando muestra a todo el continente sudamericano de que podemos emanciparnos del yugo déspota, oligárquico, latifundista, tiránico e imperialista. Venezuela ha dado una vez más el grito poderoso de todo el pueblo oprimido de las Américas, incluido el pueblo norteamericano, ha levantado la voz de los que no tienen voz ni voto, y ha cumplido solidariamente con los más excluidos de todos, los pobres.

Celebremos el triunfo popular sin caer en la conducta infundada y soberbia. Acerquémonos a la visión en la que el otro, aquel que nos critica y se opone a nuestros ideales, se integre a una causa aún mayor, el futuro de la nación soberana, justa e independiente. El socialismo del siglo XXI intenta consolidar la unión entre diferentes culturas que se han amalgamado en el crisol latinoamericano.

En el aspecto ético integrará a los sectores que naturalmente se aíslan, se separan y se diferencian, los va a integrar a partir de un poder moral que está bien determinado en la Constitución Nacional, que abraza una visión del mundo multipolar y que asimila la diversidad no como freno, sino como palanca para dar el salto hacia una sociedad más justa para todos, combatiendo la exclusión y el chantaje, la burocratización y la corrupción. Sembrando las instituciones que van a darle forma y cuerpo firme al Estado social y solidario que nuestros nietos van a administrar éticamente.

Hay un hilo conductor que unifica los ideales del siglo XVIII de nuestros ancestros libertadores y los ideales del siglo XXI que serán asimilados por las nuevas generaciones de venezolanos, en el centro de estos se encuentra la solidaridad como sol revolucionario que unifica una patria grande. Los principios que defiende la revolución bolivariana son universales y afirmarán nuestra identidad nacional en la medida en que todos los que viven en el país se sientan atraídos por una causa mayor, por una meta global, por un ideal de unidad. Muchos venezolanos han caído en la trampa de defender políticamente una idea que ha sido introducida casi “inconscientemente” a través de los medios masivos de comunicación, y a través de una cultura de lo efímero ligada al consumismo feroz, toda una estrategia para desarraigar al hombre de su suelo y de sus instintos más profundos.

Apostamos por un futuro mejor y más sabio para los pueblos americanos, y decidimos llevar al país hacia una forma de vida más armónica y equilibrada en donde todos los sectores tengan cabida, y no repetirnos en intolerancia y barbarie como lo hizo el puntofijismo traidor.

La Venezuela bonita y buena es la Venezuela verdadera, la que ha asimilado un nuevo paradigma de vida en donde la solidaridad constituya un eje de pensamiento y de acción cotidiano, y no un recurso mediático, un discurso político, una muleta proselitista. Sabemos bien que luchamos por una nación más libre y soberana. Y estamos claros en que ser solidarios no es cuestión de “muela” sino de corazón. No descansaremos hasta lograr la Patria Grande de nuestros ancestros, la Patria Bonita de nuestro Comandante, la Patria Solidaria de nuestra Venezuela toda. ¡Viva nuestro socialismo bolivariano! ¡Viva la revolución chavista! ¡Viva Venezuela Solidaria!

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